Cenicienta

El jueves fue mi cena fin de carrera... que raro suena eso ¿no? ¿fin? ¿pero será verdad que esto se acaba ya? ¿dejaré de ser algún día la "estudiante de clausura" como me definió Elwing? Yo creo que no... démosle un tono cinematográfico: Siempre nos quedará infecciosas...

El jueves por la mañana tuve el último examen de una semana frenética... y por la noche cena... y yo con estas ojeras y esta cara de examen... ¡necesito un milagro!... y así se apareció ante má mi "hada madrina" a modo de mi peluquero Sergio que me dijo "Nena, te voy a dejar rollo entrega de los Oscars. Prepárate porque... COMIENZA EL ESPECTÁCULO". Y me transformé en una mera espectadora, movió sus pinceles y sus tijeras y... boila! Me transformó en esto:

¿De verdad soy yo? Sí, es como sería yo si todas las mañanas me molestara en levantarme una hora antes para arreglarme.

Pero claro, Cenicienta necesita también un vestido y unos zapatos de cristal (y sí, las sandalias eran de brillantitos, así que eran de "cristal") y una carroza... y por supuesto un príncipe azul:

Ya estaba todo listo. Cenicienta ya puede ir al baile. Pero recuerda: al amanecer se romperá el hechizo. "Sí peluquero/hada madrina, intentaré regresar antes de que se rompa el hechizo".

Y así me dirigí a mi cena de graduación, mi cena de fin de carrera, en el palacio llamado "Hotel Nelva" en busca de mi príncipe azul... y del resto de invitados. Todos con sus mejores galas. Hay que ver, que de la pinta que tenemos al salir de un examen a esta noche menudo cambio.

Una vez allí, por primera vez en mi vida de verdad me sentí Cenicienta. Por una vez era el centro de atención. Pero lo superficial es efímero, y lo que de verdad importa son los amigos, que son los que permanecen ahí. Así que esa noche no me interesé por los formalismos, por el quedar bien, por el qué dirán... y me limité a pasar el tiempo con la gente que durante estos 7 años se ha ganado un huequecito en mi corazón. Porque en esta carrera nos lo han puesto difícil. Porque la única mano que nos han hechado, es al cuello. Pero también ha habido buenos momentos, y en ellos habéis estado vosotros: GRACIAS, sin vosotros, este largo y difícil camino no habría merecido la pena.










Cuando acabó el pase de modelos, pasamos al salón a cenar donde, como no, me senté rodeada de hombres. Si es que al final es como me siento más cómoda :) ¡Y vaya hombres! ¡Si era la envidia de la cena! Aquí tenéis a mis muchachos: la mesa 9, la mesa del Apocalipsis (sólo me faltaron para completarla del todo mis dos roleros: Toni y Sebas).

Acabó la cena, hablaron los padrinos, los delegados etc... todo esto amenizado por los comentarios de Abenza, Pedro y yo de fondo (Jesús, reconoce que he introducido una "imagen" en tu cabeza con la que tendrás pesadillas varios años XDDD). Y al fin comenzó el baile... o más bien la barra libre... a la que algunos no tardaron en asaltar. Ahí estuvimos un ratito y finalmente preferimos estar de charla con los amigos tomando el fresco. Eso sí, antes de salir tuve mi correspondiente baile con mi príncipe :P

El baile acabó y empezó a amanecer... Cenicienta tenía que volver rápido a casa o el hechizo se rompería... Y una vez en casa el hechizo se rompió... sólo que en vez de una calabaza y cuatro ratones lo que me quedó fue con una toallita desmaquillante estudiando la forma de "romper el hechizo" sin tener que recurrir a una espátula :P