Comillas, Parque de la naturaleza de Cabárceno y... ¡las cuevas de Altamira!

Y como antes no me cabía la foto, pues sigo aquí. Por la tarde visitamos Comillas. Primer pueblecito monísimo de la ruta de pueblos monísimos de la semana :) De aquí os pongo lo más interesante del pueblo: El Capricho de Gaudí. Y además la foto quedó artística y todo, en plan postal pero con nosotras dos en la entrada del edifico. Lo más chocante del tema: preguntamos si se podía visitar por dentro... y resulta que se puso a la venta en los noventa y lo compró... una multinacional japonesa para poner en su interior ¡¡¡un restaurante japonés!!! Hay que joderse. Ponen a la venta un edificio de Gaudí y en vez de comprarlo las autoridades correspondientes para que forme parte del patrimonio artístico nacional y poder ser visitado por todos, ¡no! ¡ponen un restaurante japonés! A la hora que llegué, el restaurante ya había cerrado :S Eso sí, para los muchos amantes de la comida japonesa (Ilmendil... ;) El menú cuesta sólo unos 18 ó 20 euros, y encima estás disfrutando del interior del edifico, que parece ser que si por fuera es impresionante, el interior no se queda corto. Creo que merece la pena. En vez de mariscada habría preferido esta opción.

Y aquí comienza el segundo día de excursiones, el sábado. Visitamos por la mañana el Parque de la naturaleza de Cabárceno. Se trata de unas antiguas minas de hierro que, una vez fueron abandonadas, transformaron en un parque en el que los animales están en semilibertad. Me explico: vas con tu coche para allá y para acá y paras en las cercas, y desde ahí ves a los animales que están libres en terrenos bastante grandes. Y a parte de animales típicos de la Península Ibérica (osos pardos, linces, etc) tienen animales de otros continentes. Vamos, la versión barata de un safari en Kenia :) A mí me gustó mucho (jo, es que nunca he ido a un zoo, era una de mis asignaturas pendientes infantiles :P)

No es una postal, hice yo la foto a este bonito tigre que estaba durmiendo la siesta tan tranquilo a la sombra ^^ ¡Qué mono! Y la verdad, con el día de calor que hizo, daban ganas de imitarlo. No os confundáis: nosotros estábamos en lo alto de la colina, detrás de un verja enorme, y el tigre en la falda de la colina.

Si os fijáis bien, detrás tengo dos jirafas, antílopes y alguna que otra avestruz.

Este es el paisaje típico de este parque. Un paisaje cárstico.

Y por la tarde visitamos Santillana del Mar, donde se encuentran las cuevas de Altamira. Desgraciadamente, si no recuerdo mal desde el año 2000, estas cuevas ya no se pueden visitar. Debido a su rápido deterioro, se ha construído un museo junto a las cuevas, en el que han realizado una reconstrucción de las mismas. A esta reconstrucción la llaman "neocueva". La reconstrucción está genial, es como estar dentro de la cueva. Y las pinturas rupestres son increíbles... pero te queda esa espinita clavada de que no es la original. Como consuelo: no sólo no las he visto yo, es que ya no las puede ver nadie. Eso sí, merece la pena, las pinturas son increíbles, e igualmente estás mirando hacia el techo con la boca abierta :)

Y al salir de las cuevas, visitamos el pueblo. Aquí os dejo una foto de Santillana del Mar, pueblo medieval pequeño pero precioso.